texto para el día del estudiante (o cualquier día)

Texto para el día del estudiante (o cualquier día)




Hay hartos tipos de cabros en los colegios donde he estado... están estos que cuando se enojan muestran los colmillos, los que en vez de ojos tienen dos estrellas congeladas, los que cuando los miro veo una cara parecida a la mía, los que tienen una cara distinta cada vez que me devuelven la mirada, los que siempre están riendo, los silenciosos, los que no pueden parar de hablar, los que tienen ojos tristes y que cuando ríen siguen teniendo los ojos tristes, los que jamás dejan de mirar por las ventanas, los que escapan por las ventanas, los que parecen estar pensando en un bidón de bencina y una caja de fósforos, los que gritan por todo, los que parecen estar gritando para adentro, los que en vez de escribir dibujan, los que en vez de dibujar escriben, los que se ven más adultos que sus padres, los que tienen la voz de un pájaro, los que están sentados solos, los que están sintiendo dolor incluso cuando dicen estar felices, los que no entienden porque tienen que ocupar uniforme, los que han convencido de que saben porque deben usar uniforme, los que se saben el himno nacional, los que fingen no saberlo, los que aman las medallas, los que lanzan la medallas como una piedra, los acorralados, los que acorralan, los transparentes, los que se meten debajo de las mesas, los que ponen el pecho y la cara, los que golpean pechos y caras, los que han encontrado algo, los que buscan (todos buscan), los que esconden un cuchillo, los que esconden una mano, los que se tapan la cara, los niños brujos, los niños ratas, mis cabros todos. No recuerdo cual era yo. Me pregunto cuál será mi hijo....

También he conocido a muchos profes…

Están los profesores que parecen adultos con algo roto adentro, los profes que parecen una ciudad lejana o una casa embrujada, los profes que nunca dejaron de ser niños, los que se volvieron niños repentinamente, los que darían todo por su colegio, los que quemarían sus colegios, los profes que se quedan callados cuando hay que cantar el himno nacional, los profesores que siempre saben que hacer incluso cuando no tienen nada que decir, los profes que entran silbando a la sala solo con un plumón o una tiza, los que entran a la sala con una mochila de campaña, los profes que entran con un martillo, los que solo tienen un plumón, los que usan más de tres colores y los que no usan ninguno. Los profesores que saben poemas de memoria, los profesores que no han leído nunca, los profesores que tienen enfermedades terribles o les falta una pierna o ambas piernas o una mano, pero suben los mil peldaños de la escalera a la sala, los profesores que entran gritando, los profes que salen llorando. Los profes que se hacen madres y padres, los que pierden la familia, los que se van de la sala al bar, los profes (bellísimos todos) que nunca llegan tarde a una marcha, los profes a los que aún hay que ir a buscarlos a la comisaría. Los profes que han tenido que mentir para no perder el trabajo, los que pierden absolutamente todos sus trabajos, los profes que no encienden las luces de la sala cuando entran. Los profes que estuvieron en las barricadas del 2011. Los profes que estuvieron en las barricadas del 84. Los profes que tararean canciones de la guerra civil española. Los profes que se saben el himno nacional o el del himno del colegio. Los que hacen la cimarra cada vez que pueden. Los profes que deberían ser gendarmes. Los profes que deberían sacar de la cárcel. A los que les dicen miss, mister, ticher, profe, perkin culiao o que los llaman por su nombre de pila o sobre nombre. Los que nadie sabe cómo se llaman. Los que resisten. Los que ya no pueden más. Los que se vuelven maestros chisquillas, taxistas, uber, colectiveros, choferes de micro, armadores y desarmadores de computadoras, pintores, fotógrafos, vagabundos, reos, desaparecidos, policías, poetas, músicos de micro, terroristas, locutores de radio…


La escuela, después de todo, es un edificio solamente, pienso, como todas esas farmacias o supermercados rodeados de antenas de celulares. Algún día apagaremos las luces de la ciudad entera.