Poemas para quemar las escuelas
a mi hijo Martín
entonces, mirarás los edificios
sin terminar
y verás una mano enorme cubriendo una cara
o un costal de huesos blancos
y revueltos
si dejas que ellos nos encuentren
volveremos a este sitio
y escribiremos encima de bancos y escritorios
cualquier cosa
menos la realidad
pero nada es tan real como tu nombre
tu nombre en una pared
en un cuaderno
en la piel de alguien
es tan real
y concreto
como el fuego
hay tantas rutas de escape
la fuga es un país
territorio liberado
esos hombres que nos persiguen
tienen la forma de lo que han hecho con su vida
piénsalo bien
todo esto
era un maravilloso valle
sin monedas
ni fosas comunes
y no olvides a los enterrados
a los apedreados
a los expulsados
los que tienen la forma de la tierra húmeda
todos ellos se han ido también
esos hombres que nos persiguen
tienen la forma de los edificios donde se esconden
no hemos podido cerrar el pasado
todo lo quemado
y destruido
termina acá
este puñado de ceniza
cabrá en tus manos
aunque algún día las mires
y sean las manos de otro
piénsalo bien
quisiera que fuese distinto
amigo mio
pero la ciudad está llena de manos
grandes y pequeñas
apretando ceniza
mira lo que hacen
por aquí pasó la guerra del hombre
y dejó un rastro oscuro
farmacias
cuarteles
los gangsters con sus mataderos
leprosarios
y campos de exterminio
y aunque quemáramos todos los libros de clases del mundo
todas esas palabras seguirán diciciendo nada
escaparemos
indetectables y pequeños como una sala de clase
escaparemos
el fuego es un bosque
el fuego es un río
edificios
y oficinas
y farmacias
están muertos por dentro
y arderán
cariño
todo puede arder
no temas
todo puede arder
recuerda
todo puede arder
recuerda
no son más que edificios